El centro de éste mensaje es que de Dios nadie se burla. Gálatas 6:7-8
La pregunta que se intenta responder es…
¿Señor, por qué me está yendo tan re mal, en tantas cosas que yo no entiendo?, lo explicaremos
La esencia de este sermón, y de este artículo, se encuentra en éstas dos frases, que encontramos en Gálatas 6: 7-8, una Carta que fue escrita por San Pablo.
Las hemos oído muchas veces, e incluso se repiten en la Biblia en muchas secciones, con diferentes sentidos:
De Dios nadie se burla
La primera es que de Dios nadie se burla.
La segunda es que uno cosecha lo que siembra.
De estos dos conceptos se desprenden otros muchos que vamos a analizar, sin salirnos de este contexto.
Son dos frases lapidarias, determinantes.
El párrafo completo, que da sentido a éstas dos breves líneas dice:
Gálatas 6:7-8
No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción.
El que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.
Se repite esta afirmación con el Apóstol Juan 3:4.
Dios nos ayude a permanecer firme en su propósito, y a no dejarnos engañar por ningún maestro que use la enseñanza de su “librito”.
Porque Dios, el Señor, no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará, declara Su Palabra
Y lo vuelve a escribir, Juan, cuando dice:
Todo aquel que comete pecado traspasa también la ley, pues el pecado es transgresión de la ley. …
Y continúa… Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto ni le ha conocido.
Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, así como Él es justo.
Aquí agrega los conceptos de Justicia, de Ley y de pecado
Indudablemente estamos bendecidos por la Gracia de Dios y su eterna buena memoria.
Él no se olvida de nada, y no se le escapa ningún detalle.
Tal vez no actúa con la velocidad o de la manera que desearíamos, o con los tiempos que anhelamos.
Pero Dios siempre actúa y siempre llega a tiempo.
Gálatas 6:7-8: de Dios nadie se burla
Él no se duerme,
Dios no se distrae, y su ley de la siembra y la cosecha siempre se cumple. Siempre.
Por eso la afirmación es contundente: Nadie puede burlar a Dios.
Su fidelidad y su bondad no pueden ser minimizadas.
Su grandeza y su amor no pueden ser limitados.
Dios sabe todo, mira todo, analiza todo. Y jamás se olvida.
Su ley se cumple siempre. Podemos descansar tranquilos.
Si tu siembras siempre cosechas.
La reflexión que nos queda es que Dios siempre cumple su promesa.
Dios No puede ser burlado.
Veamos ahora la segunda frase:
Cosechas lo que sembraste, porque de Dios nadie se burla
En la palabra divina se sentencian al mismo tiempo dos conceptos: nuestra responsabilidad por lo que sembramos, que será lo que cosecharemos, y la calidad de esa siembra, el cuido que le demos.
El primer tema parece muy obvio y por eso dedicaremos atención al segundo, que es en el que se insiste en la Palabra de Dios.
Todo lo que el hombre sembrare, eso cosechará.
Si sembramos lágrimas, eso cosecharemos.
En éste punto la Biblia hace una clara distinción:
¿Lo que sembramos está dedicado al fruto del espíritu o el de la carne?
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Todo lo que se siembra para Él, es bueno para Él y para nosotros.
Si sembramos en lugar equivocado y no lo cuidamos, si lo hacemos por la carne, estaremos creando corrupción, y eso no sirve, ni a Dios ni a nosotros mismos.
En ésta dicotomía, entre el espíritu y la carne, está la calidad de nuestra siembra, y de nuestra recompensa, lo que cosechamos.
Por eso nuestra invitación es, siempre, sembrar para el espíritu.
Virtudes de una buena siembra.
Todo lo que producimos, es resultado de lo que sembramos en el Señor.
El fruto del espíritu es amor, templanza…
El amor es el primer producto, fruto de Jesús, de Dios.
Lo primero que aprende el hombre es al amor, el gozo, y el gozo es un producto del espíritu.
Esa calidad de nuestra siembra es lo que nos dará la paz.
Y la paz está ligada a la paciencia, todas éstas son virtudes que se reflejarán en nuestras acciones y nuestros resultados.
Además, la paciencia se liga a la fe y a la bondad, a la mansedumbre.
En lugar de mancillar el espíritu, hagamos que el espíritu domine.
Cuando creemos en el espíritu vencemos a la carne, porque la vanagloria es carne.
Por eso, todo lo que vemos hoy nuestros ojos lo verán mañana.
Es preciso disponer de tiempo para Dios y que la calidad de nuestra ofrenda sea impecable.
En conclusión,
Cada vez que te preguntes:
¿Señor, por qué me está yendo tan re mal, en tantas cosas que yo no entiendo?
La respuesta la tienes dentro de ti mismo.
¿Haz sembrado para tu espíritu?…
Comienza hoy mismo a sembrar con la siguiente oración.
Oración
Por eso les invitamos a terminar éstas reflexiones con una Oración.
Todo lo que tengo es tuyo, Señor.
Que mis ojos y mis intenciones siempre estén dirigidas a cultivar mi espíritu, y no mi carne.
Que todo lo que haga, vea, diga y piense esté orientado a tu alabanza.
Tú, que todo lo ves, eres mi mejor testigo y mi principal referencia.
No pretenderé ocultarme, porque no podré.
Por eso me dispongo a aceptar que voy a sembrar lo mejor de mi, para tu gloria, por el bien de los que me rodean y para merecer tu amor infinito.